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ÁNGEL EXPÓSITO

"A los periodistas cuesta mucho cambiarnos"

Son palabras del periodista Ángel Expósito, cuyo programa arranca este lunes su nueva temporada

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"A los periodistas cuesta mucho cambiarnos"
  • efe. madrid
Actualizado el 01/09/2014 a las 06:00
Este lunes arranca la nueva temporada del programa matinal de COPE con Ángel Expósito a los mandos, que afronta ilusionado este reto en el que quiere contar de una nueva manera la actualidad, a la que cree que los periodistas tardan en adaptarse porque les "cuesta cambiar más que a los militares".

"Somos así: damos lecciones supuestamente de casi todo, pero somos tremendamente conservadores en muchas cosas", asegura el periodista madrileño en una entrevista, en la que analiza la situación actual de los medios de comunicación y se muestra convencido de que, pese al desolador panorama que vive el sector, hay lugar para la esperanza.

A sus 50 años y con la experiencia de haber trabajado en diferentes medios y soportes, Expósito cree que la gente tiene algo de razón cuando opina que los periodistas "se han pasado de listos", y es que de los que piensan que se ha idealizado demasiado el oficio.

¿Cómo afronta este nuevo reto?

La mañana es seguramente el corazón, o la parte más importante de cualquier emisora desde el punto de visto estratégico, de facturación, de imagen, pero la columna vertebral de una radio siguen siendo los servicios informativos. Es un reto absolutamente imposible de no aceptar, no podía decir que no, un reto profesional en el que no hay nada que perder y todo que ganar y con una energía absolutamente enloquecida. Primero, por renovar a Ernesto (Sáenz de Buruaga), con el que he trabajado este año y pico y es una gozada; segundo, competir con (Carlos) Herrera, que es otra gozada, amigo y compañero, y tercero, hacer una franja horaria en la que han trabajado nada más y nada menos que los Luis del Olmo, los Carlos Herrera, los Iñaki Gabilondo, los Sáenz de Buruaga... Y de repente aparezco yo por ahí. Es un honor, todo que ganar y nada que perder.

Hasta ahora al frente del informativo "Mediodía" e interviniendo en diferentes programas de la casa. ¿Hay que cambiar mucho el chip?

Sí. Hay que cambiar el chip en muchos sentidos. En lo personal: no es lo mismo levantarte a las 3:30 que a las 7.30; no es lo mismo acostarte a las 9, que a las 12; no es lo mismo comer potente a las 10 que llevas siete horas dando guerra, que desayunar...

Segundo, te cambia periodísticamente. No es lo mismo hacer el informativo, que hacer un magazine informativo; no es lo mismo estar 30-40 minutos en antena, que estar 4 horas con el culo pegado a la silla. Por lo tanto, requiere mucho más trabajo, mucho más esfuerzo y muchísimo más equipo. Y quizá lo más importante, en el nuevo esquema que hemos hecho, se requiere una nueva manera de trabajar. Pensamos que la información tiene que acercarse mucho más al ciudadano porque cuando decimos que los políticos se alejan, deberíamos pensar si los periodistas también lo hacemos. Eso requiere mucho más trabajo de fontanería y una nueva manera de afrontar la actualidad.

Director de Europa Press y del diario ABC y colaborador en TVE, Telecinco, Antena 3, Telemadrid... ¿Con qué faceta se queda? ¿Dónde se encuentra más cómodo?

Que no suene pretencioso, pero tengo la ventaja de ser muy multimedia y la suerte de haber trabajado (...) Lo más fácil es responderte que lo último. Y sí, sinceramente, me siento mucho más cómodo largando que escribiendo, hablando contigo que escribiendo todo esto en un razonamiento. Sin ningún lugar a dudas lo que más me gusta del mundo es la radio.

Hágame una radiografía de la situación actual del periodismo.

¿Una radiografía o un obituario? Seguramente estamos en el momento de revolución más importante para nuestro oficio y nuestro sector desde la invención de la imprenta en el siglo XV. Gutenberg inventó la imprenta, pasan cinco siglos con determinadas sucesiones de ese invento, y en los últimos años, hemos acometido la revolución industrial, tecnológica, del oficio, del cliente, como nunca se había visto.

Eso quiere decir que tenemos una revolución digital que nadie sabe donde va a acabar; una revolución del cliente que reclama mucha más información, aunque distinta; una revolución de cómo ejercer el periodismo porque te lo reclama el cliente y la tecnología, y todo ello, sin un puñetero duro porque estamos en una crisis en la que muchos de nuestros medios, si no han estado en quiebra lo van a estar, lo que supone una precarización del oficio y de todo lo que rodea a la comunicación.

¿Cómo se sale de esto?

Si lo supiera sería el editor jefe de The New York Times y tampoco lo saben ellos. Al final el mercado nos pondrá en nuestro sitio, habrá que redimensionar nuestro trabajo, pero los periodistas seguiremos existiendo.

¿Hay lugar para la esperanza?

Sí, tajantemente. Pero seamos sinceros. Los periodistas somos la profesión más conservadora del mundo -no en lo ideológico, sino en las costumbres-. A nosotros, los periodistas, cuesta cambiarnos mucho más que a los militares, a los juces, a los camareros o a los bomberos.

Somos así: damos lecciones supuestamente de casi todo, pero somos tremendamente conservadores en muchas cosas.

Estamos viviendo en directo una revolución y las vamos a pasar 'canutas', como ya las están pasando muchos, pero son los tiempos que nos ha tocado vivir.

Parece que el periodismo atraviesa las horas más bajas de valoración de los españoles. ¿A qué se debe?

Eso nos lo deberíamos hacer mirar porque a lo mejor tenemos una parte de culpa. Cuando hablamos de que los políticos se alejan de los ciudadanos, lo damos como cierto; damos como cierto que los militares o la Guardia Civil son los colectivos mejor valorados, y damos como cierto que los periodistas no estamos bien valorados. ¡Coño! Algo de culpa tendremos ¿no?.

A lo mejor es que no hablamos más que de política, a lo mejor es que hablamos de todo sin saber de muchas cosas, a lo mejor es que hemos idealizado demasiado nuestro oficio y hemos pensado que somos más políticos que los políticos... Pues igual tiene un poquito de razón la sociedad cuando dice que nos hemos pasado de listos.

¿Hay autocrítica en la profesión?

La justa, deberíamos cambiar para aprender, acercarnos más a la gente y dedicarnos a lo nuestro, que es informar y opinar con datos y no creernos lo que no somos. Si a eso le añadimos una pizca de humor, ironía, y de normalidad, pues a lo mejor recuperamos el espacio perdido.

¿Considera que la cultura de la radio se está perdiendo en beneficio de otros medios?

No, al contrario. Dentro de toda esta revolución digital, industrial y en la difusión de la cultura, creo que el medio que mejor se va a adaptar a ese nuevo modelo social de comunicación es la radio. Sin duda. Primero porque el mundo digital te permite oirla gratis en cualquier lugar del planeta. Que el "Tiempo de Juego" de Paco González, Manolo Lama y Pepe Domingo Castaño lo oigan a la misma hora, en directo y gratis, en Minesota, Nueva Zelanda o Torrejón de Ardoz, es muy complicado con otros medios.

¿En la radio queda algo por inventar?

Queda por inventar todo, como en la vida. ¿No queda nada por inventar en la automoción, en la aviación, en la medicina, en el trabajo de agencia? Por supuesto que queda. Esto es una evolución constante. Queda por inventar el rigor, más la opinión, más la pluralidad, más el humor, más la ironía, más la cercanía, todo eso junto en un nuevo modelo queda por inventar, y lo más rápido posible y lo mejor posible. No hay que parar de inventar.

¿Qué cualidades hacen falta para ser un buen comunicador?

Tener fuentes, inteligencia, ironía y humor todo junto, experiencia, cercanía -trabajamos para la audiencia-, y por último y más importante, sentido común. Si aplicas sentido común y opinas como un ciudadano, tienes mucho más que ganar, que si opinas como un periodista.
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